PRINCIPAL
EMPRESA
HOJA DE VIDA
NOTICIAS
ENLACES
CONTACTO
Tovar
NILSON GUERRA ZAMBRANO
HISTORIA DE TOVAR
La historia documentada de los pueblos del Estado Mérida
tiene su hito fundacional en la expedición del Ayuntamiento de Pamplona,
iniciada en junio de 1558, que integraron funcionarios municipales y
ciudadanos bajo la presidencia del Alcalde Juan Rodríguez Suárez
Los munícipes pamploneses se reunieron a comienzos de ese
año para analizar el problema económico suscitado por el agotamiento de las
minas. Esto afectó a la mayoría de los pioneros españoles llegados dos
décadas antes procedentes de Santafé y Tunja, los centros poblacionales más
importantes.
El español Rodríguez Suárez propuso la preparación de un
grupo de ciudadanos para ir hacia el occidente en busca de minas. En la reunión
de mediados de marzo se aprobó financiar parcialmente los costos con el erario
municipal.
Los primeros contactos se hicieron con miembros de dos
fracasadas expediciones y luego con los comerciantes. Caballos, mulas, armas,
municiones y alimentos fueron el aporte de los participantes, de comerciantes y
del ayuntamiento.
El municipio pamplonés, que carecía de una delimitación
territorial precisa, no requirió la autorización del Corregidor de Tunja,
principal autoridad a la que estaba subordinado, para ejercer lo que sus ediles
consideraron uno de derechos naturales: explorar los territorios vecinos.
Loable propósito tenía la misión. Su éxito significaba la
plena rehabilitación de Pamplona como centro fundamental del occidente en lo
económico y en lo político representaba la expansión de los dominios.
La expedición arribó a tierras de lo que hoy es
jurisdicción occidental merideña aproximadamente a mediados de septiembre. Se
estima que su presencia en predios de "los bailadores" y "mocotíes" pudo haber
ocurrido entre el veinte y el veinticinco.
Los hechos siguientes son mas conocidos. El arribo al Valle
de San Miguel, el cruce del caudaloso "río Guadiana" (Chama) y la fundación de
la población o ranchería con la que el líder de la misión rindió homenaje a su
tierra natal: la emérita augusta romana.
Declaraciones judiciales, dentro del proceso seguido
contra Rodríguez Suárez, especialmente de su compañero Juan Román, revelan que
nunca estuvo dentro del propósito del Alcalde detenerse para buscar minas. Su
objetivo era arribar al pié de las "sierras nevadas".
Es, justamente, este proceso la base documental mas
importante para entender la realidad política del centro de poder al cual
estaban adscritos los territorios andino - merideños y para proyectar sobre
nuestro tiempo el origen de tan intensas rivalidades e intrigas entre alcaldes,
munícipes y funcionarios de instituciones investidas de autoridad.
Envuelto en confrontaciones el ayuntamiento pamplonés no
optó por formalizar la ampliación de sus dominios, ni por continuar la búsqueda
de minas, sino que se ocupó de enjuiciar al Alcalde explorador Rodríguez Suárez,
por extralimitación de funciones.
En conclusión, esta misión es el primer elemento historial
de los futuros pueblos merideños, cuyos pobladores, los indígenas o aborígenes,
conocieron sorpresivamente al hombre español, al caballo y al poder destructor
de las armas, en sus fríos aposentos durante el segundo semestre de 1558.
En los meses siguientes ya se habla de "los bailadores",
"mocotíes", "estanques" y " de la laguna", para identificar cuatro centros
poblados de indios, cuyas denominaciones surgen por la visita de los misioneros
pamploneses.
Francisco Montoya, el primer encomendero
El primero de noviembre de 1558 un acompañante de Rodríguez
Suárez, luego de consumada la fundación de Mérida, se convirtió en el primer
encomendero de los indios Mocotíes.
Francisco Montoya es su nombre. Recibió una inmensa franja
de territorio que incluía Acequias (cerca de Mérida), Mocotíes y se aproximaba a
La Grita.
Montoya no es un fundador de pueblos, es un labriego que
opta por explotar la tierra con la mano de obra presente. No se ocupa de la vida
espiritual de los indios. Su objetivo es producir y vender alimentos.
Estuvo en la zona hasta su fallecimiento, en 1590. Su hijo,
del mismo nombre, reclamó el título dos años mas tarde.
Los documentos de Pamplona no revelan pueblos, caminos,
cifras de indios, identificación de linderos, acreditación de encomiendas,
cobro de tributos, procuradores de indios, productos de la tierra. Temprano
comenzó el desorden administrativo.
El Alcalde Rodríguez fue un adelantado de su tiempo.
Abandonó la reducida función municipal para convertirse en descubridor de
tierras y en promotor de la encomienda como una institución jurídica de
protección a los naturales de este lado del Atlántico.
Si Rodríguez tenía un proyecto poblador, las urgencias
generadas por la exploración no le dieron tiempo para desplegarlo de manera
ordenada y eficaz.
Por eso, los predios adjudicados a Montoya, imprecisos y
carentes de sustrato legal, son ocupados parcialmente por las huestes de otro
español, Francisco de Cáceres, el fundador de la Ciudad del Espíritu Santo de La
Grita.
La tradición oral de la visita de Rodríguez Suárez dejó el
nombre de "gritas" ( al igual que el de "los bailadores" y "mocotíes") a la
zona donde Cáceres fundó una ciudad que alcanzó el rango de Gobernación y cuyos
linderos incluyeron los llanos sureños y el lago de Maracaibo.
El fundador gritense llegó en dos oportunidades hasta "los
bailadores" y "mocotíes", para ejercer su dominio, apaciguar a indios que
impedían el paso y dejar asentados en posesión de tierras a los primeros
vecinos de su Gobernación.
Montoya y los gritenses compartieron espacios. Los segundos
afirmaron la autoridad nueva y ya para 1578 no hay mención alguna de la
municipalidad pamplonesa. Estos territorios son parte del Gobierno de Cáceres.
Dos décadas dominaron los españoles de Pamplona, en lo sucesivo el dominio es
de españoles de La Grita.
Los Indios Mocotíes
La denominación de Mocotíes se conoce desde 1558. No hay
detalles documentados sobre el encuentro con la misión pamplonesa. Siendo
servidores de Montoya, una parte de los Mocotíes fue llevada a La Grita en
1570. Otros, que debieron ser los restantes, integraron una de las cuadras
de la naciente población de la Vera Cruz de los Bailadores, en septiembre de
1601.
Para entonces ya estaban como encomenderos Francisco
Escalante, Francisco Sosa Lovera y Rodrigo Leiva, designados por cabildo de La
Grita.
El pueblo de Bailadores no tuvo éxito. Los encomenderos
retiraron sus indios. Por esa razón, en febrero de 1628 se hace la reinstalación
y nuevamente acude un grupo de indios Mocotíes.
En los años siguientes no hay mención de los Mocotíes como
parcialidad o comunidad. Los documentos hablan del "trapiche de los mocotíes",
en alusión al elemento identificador de la zona. Debió ser la propiedad del
hijo de Francisco Escalante, de los herederos de Sosa Lovera o de la nueva
encomendera Teresa Duque de Castillo.
Nuestra Señora de Regla
Una visita de especial significación aconteció en mayo de
1644. Dos sacerdotes agustinos, Bartolomé Ortiz Donoso y Luis Jover Nava,
llegaron a la zona con una imagen en madera de la Virgen María en la
advocación sur - española de Nuestra Señora de Regla.
Vinieron desde Santafé de Bogotá para construir un hospicio
en el pueblo de Bailadores, gracias a la donación de tierras hecha por el
sacerdote gritense Bartolomé Carrero Escalante.
La obra no se realizó. Ortiz se estableció en Mérida y
Jover regresó a Bogotá. La imagen quedó en custodia en casa de un encomendero,
cuyo nombre no indican los documentos.
La fundación del pueblo
Un sacerdote franciscano llegó a Mocotíes en julio de 1709,
procedente del Convento de La Grita. Esta vez no fue un predicador ambulante
como Pedro Millán, Bernardino Campos y José Carrión, también conventuales
gritenses.
José Ceballos Obregón se ocupó de recoger a indios
esparcidos por la zona y el ocho de septiembre de 1709 fundó el Pueblo de
Nuestra Señora de Regla. En algunos documentos se completa la denominación con
"de los Bailadores".
La imagen hecha en Santafé de Bogotá pasó a una capilla de
paja, construida por el padre Ceballos con la colaboración de los naturales.
Habiéndose convertido Bailadores en pueblo de blancos, el
de Regla era el único pueblo de indios de la jurisdicción de la Municipalidad de
La Grita.
Ceballos, sustituido en 1724 por Fray Cristóbal Bermúdez,
contó con el auxilio del cabildo gritense. Anualmente, en septiembre realizaron
el censo de habitantes. Alcaldes, de primera y segunda elección, corregidores y
procuradores de indios, se alternaron en la función de convocar y registrar
todos los pobladores.
Veinte habitantes se registran en el primer padrón. La
cifra sube lentamente. Algunas veces anotan solo hombres, luego aparecen las
mujeres, mas adelante los hijos, se agregan los ausentes, y así, años tras año,
el Pueblo de Regla llega a tener doscientos sesenta habitantes, en 1743. Un año
antes se había instalado el Padre Francisco Peñaloza Velazco.
El Archivo del Ayuntamiento guarda todos los detalles de
los padrones. A través de ellos se puede observar que el Pueblo de Regla no
crece a partir de 1748. Se detiene su ascenso.
Ausente el Padre Peñaloza Velazco, y clausurado el centro
proveedor de guías espirituales: el Convento de La Grita, la comunidad queda
sin sacerdote. Solo el Capitán, denominación de la primera autoridad civil
local, mantiene su presencia.
¿Qué ocurrió?
Tres invasiones de los indios Motilones, esparcidos por el
Sur del Lago, acabaron con el pueblo y la pequeña capilla de paja. Dos
reconstrucciones y dos nuevos actos de vandalismo agotaron la resistencia de
los pobladores, pues al lado de los daños materiales también se produjeron
víctimas humanas.
Llega el Padre Jiménez Molina
El Arzobispo de Santafé de Bogotá creó en septiembre de
1774 el Curato de Nuestra Señora de Regla, en atención a las solicitudes hechas
por el cabildo gritense con el aval del Vicario Eclesiástico.
Las cartas confirman el deterioro y disminución ocurridos,
luego de la ausencia del último sacerdote y de los ataques de "los bárbaros
indios motilones".
Para proveer de sacerdote, el Arzobispado convoca a
concurso. Solamente se presenta un seminarista bogotano, que al ser examinado
obtiene el título. Un año debe esperar para ordenarse y la muerte del
Arzobispo de Bogotá, acude a Popayán.
Francisco Javier Jiménez Molina estaba verdaderamente
interesado en asumir el Curato. Al no posesionarse en la oportunidad prevista
remite carta de autorización para que el 26 de abril de 1765 asuma el Padre
Buenaventura Méndez, Párroco de La Candelaria de Bailadores.
Su arribo al Pueblo de Regla se produjo en noviembre de
1766. Allí comienza una labor que consolida el Curato, gracias a la construcción
de la primera iglesia formal, con sacristía, baptisterio, coro, puertas y
ventanas de madera y techo de tejas.
El Padre Jiménez sorteó numerosas trabas administrativas,
tanto en Santafé de Bogotá, sede del Virreinato, como en Maracaibo, donde
estaba una sede de las cajas reales españolas.
Se valió de apoderados para realizar trámites y gestiones
indispensables. Cuando todo está listo para comenzar la construcción el Virrey
ordenó disminuir los gastos en una tercera parte, pero el Padre Jiménez no dio
marcha atrás, y construyó la iglesia con las medidas anunciadas, gracias al
aporte de los vecinos.
Este capítulo de la historia del Pueblo de Nuestra Señora
de Regla es el mas rico en documentación. Ciento setenta documentos fueron
localizados en el Archivo Nacional de Colombia a finales de la década de los
año ochenta. Sus copias originales fueron donadas, debidamente encuadernadas y
con índices al Archivo General de la Nación y al Archivo Arquidiocesano de
Mérida.
Los hechos posteriores a la construcción de la iglesia,
incluyen la presencia del segundo Párroco, Juan Pablo Pereira Castillo, y la
creación de la Parroquia Eclesiástica de Nuestra Señora de Regla en noviembre de
1791. Pueblo y parroquia religiosa tuvieron hasta 1810 idéntica denominación.
Parroquia de Bailadores
En 1810 el Pueblo de Nuestra Señora de Regla pasó a llamarse Parroquia de
Bailadores, dentro del Cantón Bailadores con sede en la Villa de
Bailadores. La Parroquia Eclesiástica mantuvo el nombre de Regla.
Este hecho no tuvo mayor repercusión en el desarrollo de la comunidad, puesto
que sus vecinos se vieron envueltos en la Guerra de la Independencia. Las
incidencias bélicas en los lugares vecinos y las visitas de patriotas y
realistas impidieron el auge de cultivos, comercio y propiedades.
Catorce parroquianos participaron en la lucha independentista. Culminado el
proceso bélico, la Parroquia de Bailadores comienza a tomar vigor. Familias de
Maracaibo, La Grita y Barinas se asientan en las tierras mocotienses, y con el
auge de la agricultura surgen nuevas construcciones de viviendas, fondos
comerciales y se concentra el poblado alrededor de su iglesia.
Tres indicadores revelan la realidad de aquellos lejanos años: el censo
poblacional, las asignaciones para las Escuelas y el cobro de impuestos. Estas
cifras, correspondientes al año 1832, se incluyen dentro de la Descripción
Política, Agrícola e Industrial de la Provincia de Mérida, hecha por el
Gobernador Juan de Dios Picón.
La Villa tenía 2502 habitantes y la Parroquia 2708. Una diferencia de
doscientas seis personas. La asignación para las Escuelas en 1831 indica que la
Villa recibía 220 pesos y la Parroquia 200. Para el cobro de los impuestos se
hizo una clasificación de tres grupos. En la primera aparece Mérida, en la
segunda San Cristóbal y en la tercera se incluían, entre otros lugares, a la
Villa de Bailadores y a la Parroquia de Bailadores.
Vistas las anteriores circunstancias, los vecinos de la Parroquia, liderizados
por los próceres de la independencia Eustaquio Vivas y Silvestre Vera,
acompañados de Viviana Yánez, en 1835, instalaron un mercado público, cuya
dimensión superaba al de la Villa.
Las autoridades del Cantón, asentadas en la Villa, acudieron a disolverlo, por
no haber recibido su permiso. La venta e intercambio de productos se mantuvo en
la capital cantonal.
Este hecho generó una prolongada rivalidad, entre la Junta Comunal que gobernaba
la Parroquia y el ayuntamiento de la Villa, autoridad superior. Los vecinos de
cada lugar pasaron a integrar los respectivos bandos.
Solicitan creación del
Cantón Bolívar
Los trámites, gestiones y discusiones que condujeron a
la creación de la Villa Tovar comenzaron cinco años y seis meses antes del 19
de abril de 1850, cuando se instaló la nueva sede gubernamental del Cantón.
Setenta y cinco vecinos de la Parroquia de Bailadores, encabezados por
los Jueces de Paz Ignacio Burguera y Concepción Márquez, solicitaron a la
Diputación Provincial de Mérida la creación de un nuevo Cantón denominado
Bolívar, en comunicación del 31 de octubre de 1844.
Señalaron las siguientes razones: seis mil habitantes, seiscientos
sufragantes parroquiales, cien electores, excelente ubicación geográfica,
buenos recursos económicos, mejor clima y suficiente hospedaje.
Destacaron igualmente que los cargos cantonales existentes en la Villa
eran desempeñados por habitantes de la Parroquia .
La petición indicaba los límites: Quebrada El Volcán, Murmuquena,
Guaraque y la desembocadura del río Mocotíes. Sobre Murmuquena afirmaron que
tenía población suficiente para crear una nueva parroquia, para lo cual solo
faltaba construir la iglesia.
En la lista de peticionarios aparecen los apellidos que se consideran
tradicionalmente locales: Angulo, Burguera, Carrero, Contreras, García, Gómez,
Gil, Gutiérrez, Guerrero, Herrera, López, Márquez, Medina, Méndez, Molina,
Mora, Montoya, Omaña, Ortega, Paredes, Pereira, Quiñones, Ramírez, Rodríguez,
Rojas, Rosales, Salinas, Solano y Vivas.
La Diputación Provincial de Mérida acogió favorablemente la petición y
acordó consultar al Gobernador Juan de Dios Picón. Su criterio fue adverso:
"Si las actuales secciones de la provincia poseyesen lo suficiente de
los elementos que se necesitan para su completo y adecuado régimen
administrativo, yo no vacilaría, Señor Presidente, en promover la subdivisión de
los cantones que la constituyen".
Los diputados no dieron marcha atrás. Resolvieron enviar la
documentación a la Cámara de Representantes del Congreso de Venezuela con la
expresa recomendación de trasladar la capital del Cantón de la Villa a la
Parroquia y desestimaron la creación de un nuevo Cantón.
El 1 de febrero de 1845 la Cámara de Representantes aprobó el informe
de la Comisión de Peticiones que recomendó la continuación del trámite previsto
en la Constitución.
Dos días mas tarde solicitaron al Secretario de Interior y Justicia un
informe comparativo sobre "edificios" para oficinas, individuos para los cargos
y cantidad de habitantes.
Los alegatos de la Villa
La posición de
los munícipes de la Villa de Bailadores se conoció durante los días 14 y 15 de
febrero de 1845. El Presidente del Concejo Municipal Antonio Maria Belandria, el
Procurador José Antonio Palacios y el Secretario Pedro Nolasco Omaña
presentaron los alegatos a los congresantes.
El planteamiento fundamental lo hace Palacios. Sostiene que el
establecimiento de la capital en la Villa es la razón por la cual esa comunidad
no ha llegado a la ruina, admite el crecimiento poblacional y económico de la
Parroquia, pero enfatiza que esa superación no ha dependido de que sea o no
cabecera de Cantón.
También atribuye a la Villa:
--Mayor población, mejores edificaciones públicas, mayor número de
electores, clima sano, mas personas capaces para desempeñar los cargos y
advierte que el desempeño de la Jefatura Política del Cantón por habitantes de
la Parroquia de Bailadores se debió a influencias políticas.
Estos funcionarios eran designados anualmente por el Gobernador, en
base a una terna presentada por la Diputación Provincial.
A la exposición de los cabildantes de la Villa de Bailadores unió
nuevos argumentos el Gobernador Juan de Dios Picón, con un informe enviado el
día tres de marzo de 1845 a la Secretaria de Interior y Justicia, con encargo
de remisión al Congreso.
La Cámara de Representantes acordó archivar el expediente.
Insistencia de los parroquianos
Los parroquianos
volvieron a plantear la solicitud el 10 de noviembre de 1845, sumando el apoyo
del Jefe Político del Cantón Bailadores, Bartolomé Solano. La carta es dirigida
a la Diputación Provincial de Mérida. Contiene noventa y una firmas.
A lo apellidos tradicionales ahora se suman otros. Aparecen Rincón,
Vera, Pineda, Labarca, Ugarte, Urdaneta, Mena, Navarro y Yánez, que identifican
un aporte poblacional procedente de tierras marabinas. También firman señores
de apellidos Aguilar, Bello, Blanco, Bustamante, Fernández, Porras y Sanabria.
Con la nueva petición incluyen certificaciones judiciales que prueban
la existencia de mayor cantidad de habitantes, certificaciones de rentas y dan
cuenta de que la Parroquia tiene plaza pública, escuela, cárcel y local
adecuado para el establecimiento de las autoridades.
El debate en Mérida divide a los integrantes de la Comisión de
Peticiones. El diputado Luis Ignacio Ovalle niega la viabilidad de la solicitud,
mientras que el Presidente, Domingo Guzmán, suma el apoyo de José de Jesús
Contreras, y acuerdan enviar el informe a la Cámara de Representantes.
Once días mas tarde los vecinos de la Villa de Bailadores reúnen ciento
treinta firmas para suscribir un documento que ingresan al Concejo Municipal
para su remisión a los Honorables Senadores y Representantes. El Presidente del
cabildo, Bartolomé Solano, salva su voto por haber firmado la petición de los
parroquianos.
En uno de los párrafos exponen:
"No siendo conveniente la traslación que se pretende por los vecinos de
la Parroquia de Bailadores, por ningún respecto, porque ella no dejaría de
causar desavenencias en dos pueblos vecinos y amigos, i en donde relacionadas
las familias por parentesco y amistades, por su mucha intermediación, sería
desagradable para las superioridades, oir momentáneas quejas si dicha pretensión
llegase a tener efecto."
Diferimiento por dos años
La posición del
Gobernador Provincial pesó mucho en el Congreso. Durante 1846 el expediente,
para entonces de sesenta folios, permaneció archivado. En los primeros días de
la legislatura de 1847, el doce de febrero, se reactivó el proceso con la
presentación del proyecto de decreto, en el que la comisión especial conformada
por Daniel Garmendia, José Antonio Salas y Nicanor Bolet, acogía el traslado de
la cabecera del Cantón de la Villa a la Parroquia, cambiándolo por el de Villa
Tovar.
Ese día se realizó la primera discusión y se convocó para la segunda
una semana después. Los Representantes recibieron en ese segundo debate (19 de
febrero de 1847) al Secretario de Estado en los Despachos de Interior y
Justicia, Rafael Acevedo. Sus argumentos sirvieron para que el expediente
nuevamente se archivara, y esta vez por dos años.
Ante esta situación, el Jefe Político del Cantón José de Jesús Mora
liderizó nuevas acciones para mantener vigente la aspiración de los
parroquianos. El dia dieciocho de septiembre de 1847 se reunió la plenaria
parroquial (Junta Comunal), presidida por el Juez Primero de Paz Andrés Omaña y
conformada por los dieciocho comisarios de aldeas.
Acordaron solicitar informes certificados de las rentas del Concejo
Municipal y exhortaron al tren edilicio a sumarse a la aspiración parroquiana.
El Jefe Político cantonal y los munícipes José Ignacio García y José Concepción
Márquez eran habitantes de la Parroquia de Bailadores.
Por su parte, el Síndico Parroquial Remigio Quintero solicitó al Juez
de Paz declaraciones certificadas de notables ciudadanos sobre las mejores
condiciones existentes en la localidad para ser asiento de las autoridades
cantonales.
Estas declaraciones corresponden a Doctor Francisco de Paula Vargas,
Juan Agustín Gómez, Tomás Urdaneta, Cosme Valbuena, Martín Bravo, Isaac Nieto,
Eloy Cordero y Wenceslao Mantilla.
Los nuevos
elementos argumentales no lograron que se descongelara el proyecto legislativo.
El diferimiento aprobado, en presencia del Secretario Acevedo, se mantuvo
invariable.
Villa en homenaje a Tovar Ponte
El nueve de
enero de 1849 los vecinos de la Parroquia de Bailadores elevaron una nueva
solicitud a la Comisión de Peticiones de la Cámara de Representantes. Esta vez
pidieron que la comunidad, al ser elevada a capital del Cantón, recibiera el
nombre de Villa Tovar, en homenaje a Martín Tovar Ponte.
Suscriben el documento todas las autoridades locales y el Jefe
Político del Cantón José de Jesús García. Destaca la presencia de un grupo
militar, conformado por tres capitanes, dos subtenientes y tres sargentos. Esto
permite pensar que en ese año funcionaba un cuartel con rango de Batallón o
Compañía. Igualmente aparece la firma del Párroco de Nuestra Señora de Regla
Sebastián Fernández Peña.
La Comisión de Peticiones le dio acogida y en su informe concluye:
"Por lo tanto vuestra Comisión de Peticiones recomienda a la Honorable
Cámara, que trayendo a la mesa el proyecto de decreto presentado el doce de
febrero de 1847, por vuestra comisión especial, y que fue diferido en segunda
discusión tenida el veinte del mismo més, le dé el curso y los efectos que con
tanta justicia reclaman los ciudadanos de la Parroquia de Bailadores, hace cinco
años, añadiendo al dicho proyecto la concesión de la última solicitud contraída
a tomar el título de Villa Tovar".
Seis discusiones de
aprobación
La Cámara de
Representantes realizó las dos discusiones faltantes durante el 27 de marzo y
el 21 de abril de 1849, para totalizar tres. El Senado discutió 12,15 y 18 de
febrero de 1850, diez meses mas tarde.
Antes de las discusiones senatoriales, los parroquianos dirigieron una
comunicación a esa alta cámara el dia dos de diciembre de 1849. En ella
resaltan la posición parroquiana ante los hechos políticos de la vida nacional
en los años 1848 y 1849.
".allí se verá resaltar la lealtad de los parroquianos a favor de la
gran causa nacional", afirman.
Cumplida la aprobación senatorial, se acordó remitir el decreto
legislativo al Presidente de la República para su promulgación, el dia veinte de
febrero de 1850. La visita a la sede presidencial, para entregar el documento,
estuvo a cargo de los Representantes por Carabobo José de Landaeta y Miguel
García Meza.
El Presidente José Tadeo Monagas le estampó el "Ejecútese" el dia 21
de febrero. La publicación en la "Gaceta de Venezuela" se hizo el diez de marzo.
Ordenes para la instalación
El Secretario de Estado en los despachos de Interior y Justicia,
Francisco Parejo, remitió una comunicación el 27 de febrero de 1850 al
Gobernador de la Provincia de Mérida, General José Encarnación Morales, para
informarlo oficialmente del decreto promulgado por el Poder Ejecutivo para la
traslación de la Capital del Cantón Bailadores a la nueva Villa Tovar.
Le comunica que el Poder Ejecutivo, en
cumplimiento del artículo segundo del Decreto, resolvió que los actos tuvieran
lugar el día diecinueve de abril y solicita que el Gobernador imparta las
órdenes correspondientes para que se trasladen las nuevas autoridades y
funcionarios, así como los archivos.
Morales suscribió una carta el 27 de marzo de 1850
para designar a Don Martín Bravo, Jefe Político del Cantón, como responsable
del cumplimiento del Decreto.
Bravo, uno de los partidarios del cambio de
capital del Cantón, emitió en la Villa de Bailadores un decreto el día treinta
de marzo de 1850 en el cual hace las precisiones de la forma como serán
realizados los actos de traslado de las oficinas cantonales e instalación
oficial de la Villa Tovar.
"Para las seis de la mañana del 19 de abril
próximo estarán arreglados y en disposición de seguir a la Villa Tovar los
archivos públicos de la Jefatura Política, Alcaldía Parroquial y Administración
de Rentas Municipales, internas y de correos, en cuya hora reunidos igualmente
los susodichos Jefes Parroquiales y demás vecinos que puedan acompañarnos en su
destino, para instalarse debidamente en las oficinas respectivas en la Villa
Tovar", dice el primer artículo.
En el segundo artículo convoca a los vecinos de
la antigua Parroquia de Bailadores, ahora Villa Tovar, para que acudan a la
línea divisoria (en la actual Parroquia La Playa), para seguir acompañando a los
funcionarios y sus archivos, hasta la formal instalación.
Debido a la rivalidad entre la Villa y Parroquia,
Martín Bravo previene a las autoridades para el estricto cumplimiento de sus
funciones "a efecto de impedir la mas pequeña infracción del orden durante la
instalación ceremonial" y llama a los vecinos de las dos comunidades para
observar "el mayor orden y circunspección".
Concluye el decreto con la invitación " a todos
los ciudadanos habitantes del cantón para que acompañen a las autoridades a
festejar de una manera digna de las buenas costumbres y patriotismo de los
venezolanos el acto solemne de inauguración de la Villa Tovar, a la vez también
la conmemoración de nuestra independencia nacional".
Salutación del Cantón La Grita
El Presidente del Concejo Municipal del Cantón La Grita, ciudad
a cuya jurisdicción pertenecieron los antecedentes territoriales de la Villa
Tovar (Mocotíes, Nuestra Señora de Regla y Parroquia de Bailadores), José
Antonio Romero, envió una salutación al Jefe Político del Cantón Bailadores, el
día doce de abril de 1850
En ella felicita "a los empleados y vecinos de
aquella comprensión por tan feliz resultado, reiterando sus simpatías de
verdadera y franca amistad con que en lo sucesivo deberán cultivarse las
relaciones y buena inteligencia que han existido".
La naciente Villa Tovar, con su conversión en
capital cantonal, había igualado a La Grita en jerarquía política, luego de casi
tres siglos de haberse iniciado una relación que se caracterizó por el apoyo
gritense a la consolidación del poblado de indios.
Discurso del Presidente del Concejo Municipal
El Presidente encargado del
Concejo Municipal del Cantón Bailadores, Rafael María Márquez, acompañado de
los munícipes y del Secretario Pedro Nolasco Omaña, leyó un breve discurso
en el lugar limítrofe de las dos Villas.
"El Congreso soberano oyó vuestras súplicas y
decretó la traslación de este Cantón a vuestra Parroquia y el Concejo cumpliendo
con el acto legislativo hoy se presenta ante vosotros a cumplir vuestros
deseos", señaló Márquez.
"Alegraos, pues, porque hoy es uno de los días
solemnes para vosotros, pues si glorioso es recordar a los venezolanos que hoy
hace cuarenta años que juraron ser libres para siempre, y no depender jamás de
la dominación extranjera, glorioso es para vosotros ver elevar hoy a la
categoría de Capital del Cantón vuestra antigua Parroquia de Bailadores bajo el
nombre de Villa Tovar", continuó.
Luego destacó que ".este sitio será un monumento
para recordar a la posteridad el acto que hoy festejáis y será digno de un
eterno recuerdo".
Concluyó exhortando a dar vivas al Gran Bolívar
Libertador de la Patria y al Congreso de 1850 "que se dignó por última vez oír
favorablemente vuestros deseos".
Inauguración de la Villa Tovar
Cumplido el acto de recepción de
las autoridades, funcionarios y archivos, la numerosa concurrencia se trasladó
a la naciente Villa Tovar para realizar el acto formal de inauguración e
instalación.
La sede de la Junta Parroquial, ubicada en la
esquina diagonal a la Iglesia de Nuestra Señora de Regla, donde funcionaban
todos los despachos locales, sirvió de escenario para cumplir las formalidades
ordenadas por el Poder Ejecutivo.
Bajo la Presidencia de Don Martín Bravo, Jefe
Político del Cantón (hoy se le denomina Prefecto Civil), en su condición de
Delegado del Señor Gobernador, se fueron instalando las oficinas del Concejo
Municipal, administración de rentas internas y de correos, de sanidad, hacienda
y manumisión.
Vecinos de otras localidades acudieron al acto
por invitación que hizo Bravo. Se cita la presencia de habitantes de
Lagunillas, Pueblo Nuevo y Guaraque.
Nuevamente el munícipe Rafael María Márquez leyó
un discurso en nombre de la Cámara Municipal. Luego de relatar las incidencias
del proceso legislativo y las disposiciones del Poder Ejecutivo manifestó:
" Dad gracias a la Providencia por este favor que
en engrandecimiento de esta antigua Parroquia os ha concedido, y dadla también
al Gobierno porque oyó vuestros incesantes reclamos. El acto que hoy tiene
lugar y que vosotros os habéis esforzado en solemnizar es muy digno de que
siempre sea recordado con alegría por todos los habitantes, pues hoy es uno de
los grandes días nacionales para Venezuela y la antigua Colombia, porque en este
día fue cuando se juró por los venezolanos no ser ya mas dominados por sus
opresores que por trescientos y mas años los habían dominado, el 19 de abril de
1810, y hoy 19 de abril de 1850 se traslada la cabecera de este Cantón a esta
Parroquia".
Márquez ofreció el apoyo del Concejo Municipal a
todos los habitantes de la nueva Villa Tovar, les exigió esfuerzo para hacer
cumplir lo que la municipalidad dispusiere y pidió que sigan dando pruebas de
virtudes y patriotismo, trabajando por el bienestar y progreso del Cantón.
En directa referencia a la rivalidad de la Villa
y Parroquia demandó que el ese de las desavenencias "y seamos desde hoy en
adelante unos solos, todos somos venezolanos y todos somos bailadoreños".
Palabras del Alcalde Parroquial
Rafael Belandria, quien junto a
Juan Bautista Moré constituía el dúo de Alcaldes Parroquiales, intervino a
continuación del munícipe Márquez. En sus palabras destacó:
".animados de ser en algo útiles a nuestra cara
patria nosotros nos ofrecemos en este nueva Villa a todos vosotros y también
ofrecemos trabajar incesantemente por vuestra común felicidad poniendo para ello
de nuestra parte cuando nos permitan nuestras facultades legales. Para ello
contamos con vuestro apoyo, con vuestras luces y esfuerzos, y con que nos unamos
todos a trabajar por la prosperidad general de nuestro Cantón y de nuestra
Provincia toda".
Seguidamente recomendó la paz, la fraternidad y la
unión "para que a ninguno se le haga duro el castigo que la ley impone al que se
desvía de su carril".
"Hoy es un gran día para los venezolanos por ser
el aniversario del 19 de abril de 1810 que a todos nos recuerda la época de
nuestra emancipación política y lo es para vosotros porque hoy ha tenido lugar
la instalación de esta nueva Villa", expresó.
Belandria concluyó dando gracias al Omnipotente y
recordando "que todos somos venezolanos y unidos podemos disfrutar de los
bienes que nos dieron nuestros Libertadores, que nos legó el gran Bolívar".
Se consolida la Villa Tovar
Con la instalación de la Villa
Tovar culminó una etapa de confusión para viajeros , cronistas e historiadores,
que en sus relatos no ubicaron con precisión hechos históricos o descripción de
lugares.
Se hablaba "de los dos Bailadores". Y la
confusión llega a tanto que en Venezuela, hasta la publicación del Libro
"Historia del Pueblo de Nuestra Señora de Regla" (Gremeica Editores, Caracas
1987), se pensaba que esa denominación correspondía a un pueblo de lo que hoy
es Colombia.
Desde 1850 la Villa Tovar se identifica con
personalidad propia, los vecinos reconstruyen la Iglesia de Regla, se edifican
nuevas casas, se inauguran dos escuelas, se mejoran los caminos y se inicia la
producción de café en gran escala con la presencia de la Casa Burguera.
Estos hechos consolidan la comunidad, al punto de
que en menos de treinta años alcanza el título de ciudad y es asiento de la
Vicaría Foránea del Obispado de Mérida, es decir la segunda sede de dirección
eclesiástica de la entidad.
En 1884 llega la primera imprenta. Con ella se
inicia otra interesante etapa de la vida tovareña, caracterizada por un elevado
nivel intelectual y la presencia de poetas, ensayistas y escritores de
importancia.
Cuatro nombres para cuatro siglos
Los escolares tovareños de los años setenta no tuvimos la fortuna
de conocer la historia local. Las enseñanzas nacionales coparon nuestra
posibilidad de conocimientos en el aula. Fuera de ella no había publicaciones
sobre los indios, vida colonial, próceres independentistas y hechos importantes
de la vida local.
En los semanarios locales se copiaban textos de
una revista hecha en 1928, en la que no se daba cuenta del origen del nombre de
Tovar.
Cuando cursaba quinto grado pregunté a un
aficionado a la historia y colaborador de la prensa local sobre el origen del
nombre epónimo. Su respuesta, carente de toda base documental, fue que Tovar
provenía de una expresión indígena.
Hoy, puedo afirmar que la historia de la tierra
mocotiense suma cuatrocientos cuarenta y siete años, con cuatro denominaciones
distintas.
Mocotíes, Nuestra Señora de Regla, Parroquia de
Bailadores y Tovar son cuatro nombres que identifican un mismo lugar,
representan el esfuerzo de españoles y americanos (indios, sacerdotes y
seglares).
MUNICIPIO TOVAR
Su Geografía
El territorio de ayer y el territorio de hoy
El territorio del distrito Tovar, según la Ley de División
Territorial del 5 de enero de 1904, comprendía las parroquias: Tovar, Zea, Mora
y Mesa Bolívar. En términos político administrativos significa que su capital,
Tovar, también gobernaba al territorio que hoy pertenece a los municipios: Zea,
Pinto Salinas y Alberto Adriani. En términos geográficos, sus límites
comprendían, además de la parte media y baja de la cuenca del río Mocoties, la
tierra llana que se extiende entre los ríos Escalante y Chama. En kilómetros
cuadrados, el total del territorio tovareño sobrepasaba mil trescientos
kilómetros.
Pero, a medida que el crecimiento demográfico y la dinámica económica de las
parroquias más distantes dispusieron de mejores carreteras, establecieron nuevas
relaciones con otras ciudades y se olvidaron progresivamente de la casa que les
había dado el gentilicio de tovareños. Es así como en 1965, se creó el distrito
Alberto Adriani (El Vigía), al cual se le anexó, en 1967, la parroquia Gabriel
Picón González (La Palmita). En 1977 se creó el distrito Antonio Pinto Salinas
(Santa Cruz de Mora) y, en 1992, el municipio Zea. En total el municipio Tovar
perdió 1.153 km2, por lo cual hoy día tiene 184 km2, repartidos en dos
parroquias urbanas: Tovar y El Llano, y dos parroquias rurales: San Francisco y
El Amparo.
Características físico geográficas
El municipio Tovar quedó circunscrito al sector medio de la
cuenca del río Mocoties, entre el páramo de Mariño, por el Norte, y el páramo de
Río Negro por el Sur. Aunque sus alturas máximas no sobrepasan los 1650
m.s.n.m., en Mariño, ni los 2.880, en río Negro, las pendientes de los dos
flancos montañosos son bastante fuertes e inclinadas, lo que constituye una
restricción para el uso agrícola intensivo.
Al igual que toda la cuenca del Mocoties, el flanco norte es de menores
dimensiones y de clima más seco que el flanco sur. Además el sustrato geológico,
perteneciente a la formación Sierra Nevada, pero conocido localmente con el
nombre de Granito Tovar, le resta en mucho las posibilidades de escurrimiento
superficial, especialmente debido a la extrema erosión y descomposición de la
roca granítica. La evidencia de esos procesos erosivos las reconoce fácilmente
el viajero que asciende rumbo norte hacia Las Cruces, El Amparo y Mariño, con
sólo observar los taludes de la carretera convertidos en canteras de arena para
la construcción.
Sin embrago, las características hidrográficas relacionadas directamente con la
descomposición del granito no son tan evidentes para el observador común. Se
trata de las siguientes:
a) el origen y formación de las lagunas de Mariño: La Blanca, La Negra, Los
Lirios, se debe al hundimiento de la superficie del suelo en lugares muy
débiles; allí se han formado verdaderas cubetas que sirven de recepción y
depósito de las aguas del entorno.
b) la misma infiltración del agua por las lagunas y otras cubetas de menores
dimensiones, y la considerable permeabilidad de los suelos arenosos hace que
desaparezca el escurrimiento superficial en las partes altas para luego resurgir
en manantiales, en la base de la vertiente, a la altura de Tovar. Por esas
causas, además de las quebradas Blanca y Arriba, en Tovar nacen las quebradas
menores, Malaguera y Rojas las cuales escurren embauladas a través del casco
urbano.
c) más al norte, arriba de Las Cruces y a mitad del camino hacia la laguna
Blanca, aparece el hilo de agua que se convierte en el río Culegría después de
pasar El Cambur, El Amparo, La Llorona (San Antonio), San Pedro y Siloé, aldeas
caficultoras que hoy día sufren los efectos destructivos de la broca, restándole
a Tovar otra de sus posibilidades agrícolas.
La vertiente derecha del valle Mocoties o, si se prefiere, la del sur, se
extiende hasta las cumbres y selvas nubladas que la separan de las cuencas de
los ríos Negro y Guaraque. Sus suelos son más profundos y retienen mejor la
humedad porque su basamento geológico pertenece a la formación Mucuchachí, la
cual combina filitas, lutitas, pizarras, arcillas y areniscas que enriquecen en
buena proporción la fertilidad de cafetales, cañaverales, camburales y
pastizales.
Los dos cursos de agua más importantes son las quebradas San Francisco y
Cucuchica, las que a su vez son utilizadas por los acueductos de San Francisco y
Tovar. Estas condiciones y cualidades ambientales le valieron para que sus
fuentes hídricas y selvas nubladas se incorporaran al Parque Nacional Páramos
Batallón - La Negra, decretado el 18 de enero de 1989. Ciertamente, si no se
hubiese hecho valer esta figura de protección especial se hubiera acelerado la
deforestación e intervención irracionales, mermando las aguas y dándole un
aspecto improductivo como el de la mayor parte de la vertiente izquierda.
En los depósitos y abanicos aluviales del fondo de valle, por su pendiente suave
y fácil acceso, se localiza el mayor poblamiento y la agricultura de mejores
rendimientos. Allí se asienta, además de la ciudad de Tovar, El Peñón, pueblito
reciente que está sumando nuevas calles y equipando sus servicios básicos, a
pesar de que la torrencialidad de las dos quebradas que lo limitan, San Rafael y
El Peñón, lo amenazan permanentemente.
TOVAR, LA SULTANA DEL MOCOTÍES
En la zona del Mocotíes la ciudad de mayor tamaño en población y
equipamiento de servicios sociales y económicos es Tovar. Este papel de centro
principal de servicios educativos, médico asistenciales, comerciales, bancarios,
militares y de administración pública lo detenta desde mediados del siglo XIX,
pese a que durante el siglo XX cedió la mejor parte de su territorio a los
nuevos municipios Alberto Adriani (El Vigía), Antonio Pinto Salinas (Santa Cruz
de Mora) y Zea.
La posición privilegiada en relación con los pueblos circundantes le dieron con
el tiempo la oportunidad de reforzar el poder centralizador, a tal punto que los
tovareños le mantienen orgullosamente el noble título de Sultana del Mocotíes.
Más que las palabras, los hechos que se analizan de seguidas demuestran cómo
alcanzó ese tamaño y posición.
Evolución del plano urbano
El sitio de emplazamiento original del pueblo y villa de Tovar
son los depósitos aluviales (conos de deyección) formados por las quebradas
Blanca y Arriba y otros cursos menores al entrar en contacto con el valle y con
las terrazas construidas por el río Mocotíes y la quebrada San Francisco, en la
cota de los 950 m.s.n.m. Adicionalmente hay evidencias geomorfológicas que
señalan el ensanchamiento que tuvo el valle como consecuencia de la deposición
del material torrencial arrastrado por el alud sísmico de La Playa (6-2-1610),
tan pronto como se reventó la represa que se había formado a la altura del lugar
que hoy ocupa la población de La Playa.
El primer plano urbano tuvo forma de rectángulo en la parte media del cono de
deyección y lo suficientemente distante del río, de modo que la primera ciudad
fue ordenada y relativamente segura en cuanto a los riesgos por inundación.
Alrededor de la plaza central, se dispusieron la iglesia y los servicios
político-administrativos incluyendo el regimiento militar, las residencias de
los vecinos y los establecimientos comerciales, hasta estructurar un plano
urbano cuadriculado de calles longitudinales y trasversales. La calle del medio
fue la de mayor comercio y edificaciones mayores con casas de balcón porque la
misma era la continuación del camino real o de los conquistadores que, tanto
ayer como hoy, se vale de la accesibilidad natural del valle.
Cuando el poblamiento y las funciones de intercambio comercial y de servicios
demandaron nuevos espacios para su expansión, la ciudad salió del casco central,
subió por Quebrada Blanca y El Corozo y se fue a las partes bajas del Añil y
Sabaneta, pero mantuvo el orden del plano cuadriculado, hasta ocupar un poco más
de treinta hectáreas cruzadas por una red de ocho calles longitudinales y ocho
transversales.
Hasta la tercera parte del siglo pasado intensificó el intercambio económico a
través de casas exportadoras de café (Burguera, Mazzei) y en todos Los Andes se
hizo famosa por las ferias taurinas. Y a la par que reafirmó su poder político
administrativo en la categoría de distrito, recibió el beneficio de la
inmigración que llegaba de los pueblos circunvecinos Bailadores, Sta. Cruz y
Zea, de los Pueblos del Sur, de Santa Bárbara del Zulia, Pregonero y La Grita.
Es así como Tovar, entre 1936 y 1980, pasa de 3.600 habitantes a 18.000
habitantes. En cuatro décadas y media multiplica su población exactamente por
cinco. El crecimiento interanual promedio fue superior al 3 %, índice de
crecimiento demográfico obviamente alto para un pueblo andino, cuya región fue
más de emigración que receptora de población foránea. Esta dinámica de la
población se acompañó justamente de la creación de institutos de educación
secundaria que alcanzaron prestigio regional (Colegio Padre Arias, La
Presentación, Liceo Félix Román Duque) y se elevó el equipamiento y categoría de
los servicios médicos, de comunicaciones y de administración y seguridad
ciudadana, de modo que la Sultana del Mocotíes se ufanaba de ser la segunda
ciudad del Estado después de Mérida.
En el mismo período se construyó la avenida Táchira y surgió la parroquia El
Llano alrededor de una pequeña plaza con iglesia. Sin embargo, los altos precios
de los terrenos planos resistieron la presión del crecimiento demográfico y la
nueva parroquia tuvo que construirse primero sobre el lecho de Quebrada Arriba y
alinear su poblamiento en las márgenes de las carreteras hacia La Playa y San
Francisco. Paralelamente, las mismas restricciones económicas la obligaron a
trepar por los taludes inestables de la vertiente norte hasta formar los
barrios: Don Teo, Bordo Alto - El Rosal.
Ese proceso de crecimiento urbano desordenado concluyó en dos centros comunes -
casco urbano tradicional y El Llano - unidos solamente por la avenida Táchira,
sobrecargada de tránsito automotor aunque paradójicamente se especializó en
comercio y servicios de transporte, negocio de tanto éxito que, hoy día, después
del fracaso cafetalero, a Tovar se le conoce regionalmente por las numerosas
agencias de vehículos.
La expansión urbana de Tovar continuó sumando nuevos barrios en Loma de La
Virgen, Monseñor Moreno, Las Acacias, Bicentenario, El Infiernito y otros, a tal
punto que el 90% del área urbana ya está ocupada; sin embargo, a partir de 1981,
el índice de crecimiento demográfico disminuyó porque Tovar no ofrece las mismas
perspectivas económicas y las migraciones del entorno prefieren irse a la zona
panamericana. En efecto, a Tovar lo enfrentaron otros competidores por la
posición urbana dentro del sistema de ciudades merideñas. Ahora, con
aproximadamente 30.000 habitantes, es la cuarta ciudad del estado, después de
Mérida, El Vigía y Ejido.
Perspectivas de la ciudad
A los planificadores urbanos y regionales les preocupa la
declinación del auge económico que tuvo Tovar y la falta de acciones concretas
para paliar las restricciones ambientales del ordenamiento urbano. Las
recomendaciones que en algún momento se hicieron con la finalidad de reforzar el
equipamiento de los servicios básicos, ampliar la vialidad urbana y reservar
espacios para programas habitacionales no se ejecutaron a tiempo, por lo tanto
la ciudad se anarquizó en su crecimiento, acusa graves deficiencias en sus
servicios, el tránsito se congestiona en algunos sectores y los nuevos barrios
construidos sobre taludes y vertientes inestables o a orillas de los torrentes
viven bajo la amenaza de los deslizamientos o crecidas torrenciales. En este
último aspecto, los casos más graves son los de Loma de La Virgen, La Vega,
Monseñor Moreno y El Infiernito.
Después de que se termine la ocupación de los terrenos que aun quedan
disponibles en El Arado y El Llano, al crecimiento urbano le quedan otras
opciones que a corto plazo tendrán que instrumentarse para evitar la
continuación de las edificaciones en los cerros de pendientes fuertes e
inestables y en las vegas del río Mocotíes. Se trata especialmente de la oferta
de terrenos planos y estables que existen en La Playa, lugar que además de
próximo es de clima muy agradable.
Tanto los defensores de la cotidianidad socioeconómica local como los tovareños
esparcidos por el ámbito regional y nacional se han esforzado en hallar apoyos
externos a las iniciativas de recuperación socioeconómica de la ciudad. Dentro
de estas iniciativas sobresalen las obras educativas y culturales. Tovar cuenta
ahora con extensiones universitarias y culturales y es la principal promotora
artística de la ruta de la Campaña Admirable, de modo que en este sentido
continua siendo La Sultana del Mocotíes.
San Francisco y El Amparo
Las parroquias San Francisco y El Amparo fueron creadas en 1992,
como respuesta legislativa a la estructuración de sendos centros poblados que
sirven administrativamente a sus entornos rurales y agrícolas.
A San Francisco se le asignó toda la cuenca que lo baña desde el páramo de
Guaraque hasta la confluencia con la quebrada El Carrizal. Ese territorio es
casi la cuarta parte (43 km2) del territorio del municipio Tovar, pero sus
empinadas montañas y selvas nubladas tienen vetado el uso agrícola porque además
de formar parte del Parque Nacional protegen las pocas fuentes de agua del
municipio y conservan una biodiversidad rica en bosques y fauna que debe ser
aprovechada inteligentemente por el turismo de montaña, antes que por
actividades que no garanticen calidad ambiental y bienestar social.
La capital de la parroquia se formó sobre conos - terrazas muy angostos
recorridos por la carretera que la comunica con Tovar. Esa carencia de espacio
apto y seguro para el poblamiento se debe a que las quebradas que la bordean, a
una altura de 1.400 metros de altitud, todavía no han terminado de salir de la
estrecha garganta que llega hasta Tacarica. Las primeras familias que se
empeñaron en hacerla pueblo pertenecían a la partera Carmela Ibarra y al
dirigente comunitario Don Herminio Guerrero. Pero todavía tiene una sola calle
larga cuyos puntos centrales son la iglesia y la plaza. En San Francisco, es
costumbre indicar la dirección del domicilio por las expresiones: "más arriba de
la plaza" , "más abajo de la iglesia" .
En la actualidad la población de la parroquia es de tres mil habitantes y el
centro poblado supera ligeramente los mil habitantes. Si no fuera por la falta
de espacio, San Francisco hubiera podido ser uno de los lugares de expansión de
la ciudad de Tovar; la cercanía, su clima templado y los atractivos del paisaje
hubieran potenciado las posibilidades urbanas de la capital municipal.
El Amparo se formó como caserío, a medio camino real, entre Tovar y Zea. En ese
sitio, las lomas que se desprenden desde Mariño alivian el declive que
aprovecharon los arrieros y la carretera para un descanso en ventas y posadas.
Famosas fueron las de Pausalino Angulo y Hazael Echevarria. A su lado se
construyeron una plazoleta con el busto de Alberto Adriani, una capilla y el
dispensario, los cuales animaron, más recientemente, la construcción de
viviendas por los caminos a La Honda, La Llorona, El Cambur y Mariño. Esa
dispersión bonita pero desordenada debe encontrar un orden urbano que aproveche
los espacios semiplanos que aún están vacíos. El Amparo no debería correr la
misma mala suerte de los pueblos desamparados. Hoy día sólo tiene trescientas
viviendas y aproximadamente mil habitantes, pero las posibilidades para el
crecimiento son mayores porque, además de espacio seguro y con agua, es la
puerta de entrada al turismo paramero de Mariño.
El territorio de la parroquia es el más pequeño del municipio Tovar. Pero sus 14
km2 son todos prácticamente utilizables por plantaciones de café, caña, cambur y
ganado vacuno; por lo tanto, bien vale la pena que los vecinos y las autoridades
locales hagan lo posible por hacer valer las ventajas paisajísticas y las
posibilidades para la agricultura, el turismo y el crecimiento ordenado de la
capital parroquial.
Meseta de La Galera
Entre la vertiente sur y el fondo del valle, entre la confluencia
de la quebrada San Francisco y el cono de deyección que alberga el emplazamiento
primario de la ciudad, se yergue el monumento natural La Galera, decretado
oficialmente el 5 de junio de 1992, por petición expresa de la comunidad y las
autoridades locales que temían verla deteriorada por invasiones ilegales o malos
usos de la tierra que desdibujaran su atractivo paisajístico. Efectivamente, se
trata de una terraza aluvial construida por el Mocotíes y la quebrada San
Francisco tan pronto como sus torrentes encontraron condiciones de pendiente
favorables al depósito de los sedimentos gruesos arrastrados desde las cumbres
parameras.
Fue bautizada con el nombre de La Galera de Tovar porque semeja un gran velero
navegando río abajo. Su cubierta tiene de popa a proa una longitud de 1000
metros por 200 metros de ancho promedio, y por mástil lleva un Cristo Rey
vigilando el movimiento de la ciudad.
Aproximadamente hace diez años fue cultivada de café, después de un acuerdo
económico que tuvo muchos detractores, especialmente temerosos de la violación
la figura proteccionista ambiental que la ampara como monumento natural. Justo
es decir que la siembra no le infringió daño alguno, y por el contrario derivó
capital y trabajo a Tovar. Como actualmente su cafetal está abandonado, es
oportuno rediscutir el reglamento de uso de La Galera para que continúe
navegando fuera del alcance de vientos y aguas turbulentas.
Jóvito Valbuena Gómez / 2002
Epónimo
Miembro del Congreso Constituyente de 1810
MARTÍN TOVAR PONTE
FUE ALCALDE Y GOBERNADOR
DE CARACAS
El hijo de Martín Tovar Blanco (primer Conde de Tovar) y de María Manuela Ponte
y Mijares de Solórzano, nacido en Caracas el 27 de septiembre de 1772, estuvo
orientado por sus padres hacia dos servicios concretos, el sacerdotal y el
militar. No estaba en la idea familiar formar al muchacho para desempeñar
oficios públicos en la colonia española.
Por esa razón, sus primeros estudios los hace en el Real y Pontificio Seminario
de Santa Rosa de Lima de Caracas. De allí pasó a la Universidad, hasta que el
Conde de Tovar resuelve enviarlo a España para formarlo como oficial de las
reales milicias.
Martín Antonio ( y tiene otros siete nombras más) no quería sotana ni uniforme.
Las dos ocupaciones no se correspondían con sus ideas políticas. Optó por asumir
la administración de las propiedades agrícolas de la familia, establecidas en
Caracas y sus alrededores,
A los veinticuatro años contrajo matrimonio, y no esperó un año más para
vincularse a la rebeldía criolla, en procura de la separación del reino. Su
primera acción fue proteger a los prisioneros de la frustrada conspiración de
Manuel Gual y José María España, los cuales le fueron dejados en custodia.
Involucrado en el levantamiento de los mantuanos, entre julio y noviembre de
1808, fue arrestado y llevado a prisión durante cuarenta días. Eso le permitió
incrementar sus relaciones y amistades con partidarios de la independencia,
circunstancia que también sirvió para ser electo Alcalde segundo de Caracas.
Como Alcalde participó en la organización y ejecución de los hechos
revolucionarios del 19 de abril de 1810, primer paso importante en el proceso de
separación. Ese día, y a raíz de la renuncia del Capitán General Vicente
Empáram, integró la junta de gobierno.
En 1810 alcanzó la elección como diputado, junto a Felipe Fermín Paúl y
Francisco Javier Ustáriz, en representación de la opulenta ciudad de San
Sebastián de los Reyes, hoy capital municipal en el Estado Aragua. El Congreso
de Venezuela se instaló el dos de marzo de 1811. Cuatro meses después suscribió
el acta de la independencia aprobada el cinco de julio, y más tarde, en
diciembre estampó su firma en la primera constitución republicana.
Como la independencia no se consolidó, se derrumbó la experiencia republicana,
hubo que apelar a los combates contra las fuerzas realistas.
Martín Tovar Ponte debutó dentro de las tropas nacionalistas (patriotas) el
nueve de mayo de 1812 en Los Guayos (actual Estado Carabobo) combatiendo al
español Domingo Monteverde. Su hoja de servicios registra la participación en
una misión por las Islas de las Antillas para obtener apoyo a la causa
independentista, forzoso exilio en el Caribe y Estados Unidos de América, y
combates en Charallave, Ocumare del Tuy, San Mateo y Aroa, todos en 1814.
En ese mismo año, perseguido por los españoles, escapó a Saint Thomas y más
tarde a la Isla La Tortola. Desde allí regresó para unirse a Simón Bolívar en
Angostura y luego desempeñar varias funciones públicas entre 1818 y 1824, tanto
en Margarita como en Caracas.
A raíz de sus criterios dentro de la Convención de Ocaña (Abril de 1828) debió
salir por tercera vez de Venezuela, nuevamente hacia el Caribe. Retornó a
Caracas en 1830 para ejercer como Diputado al Congreso reunido en Valencia.
Destaca en su actuación congresional el estudio de los límites de Venezuela,
debate sobre la reincorporación a la Gran Colombia y la gestión pacificadora
ante el General José Tadeo Monagas.
Tovar Ponte ejerció la Gobernación de Caracas en 1842. Murió a los setenta y un
años, el 26 de noviembre de 1843.
Se le recuerda también por la promoción de la inmigración alemana. Donó tierras
en las cercanías de Caracas que sirvieron para el primer gran asentamiento de
nacionales germanos y que fundaron lo que hoy conocemos como Colonia Tovar,
capital del Municipio Tovar, del Estado Aragua. El nombre es en su homenaje.
Seis años y tres meses después de su muerte, el Congreso de Venezuela creó la
Villa Tovar en reconocimiento a sus múltiples servicios públicos, en el mismo
lugar donde antes existió el Pueblo de Nuestra Señora de Regla de los Bailadores
(1709 - 1810) y la Parroquia de Bailadores (1810 - 1850).
Lic. Nilson Guerra Zambrano
Fundador
Historia / 1627
Juan Mejía fundó el pueblo de
Nuestra Señora de Regla
Durante la visita del Oidor de la Real
Audiencia de Santafé de Bogotá, Fernando Saavedra Valdez, en 1627, este
funcionario dispuso el trece de mayo la creación de un pueblo en el Valle de
Bailadores para la agrupación de varias parcialidades indígenas, entre las
cuales destacan los "bailadores" y los "mucutíes".
De los primeros (encomienda de Pedro
Mariño de Lobera) se contaban un cacique, diecisiete "útiles", treinta y cinco
de "Familia" y uno reservado, mientras que de los segundos (encomienda de
Cristóbal Gutiérrez) se citan seis "útiles", dos de ellos ausentes, veintiuno
de familia y uno reservado. Gutiérrez tenía a su cargo Mucutíes y Sunusica.
Saavedra Valdez escogió para el acto
fundacional al encomendero Juan Mejía, una de las personalidades relevantes de
la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, quien una semana después informó a
los encomenderos de la misión asignada por la autoridad real y solicitó el apoyo
necesario, consistente en hombres de labor, herramientas, comida y dinero.
El veinticuatro de mayo arribó al
Valle de los Bailadores y seis días más tarde (30 de mayo de 1627)
informó que estaba lista la iglesia, organizado el pueblo y repartidas las
tierras a los indios, es decir había ocurrido el acto fundacional, en nombre
del Rey.
Casi un mes más tarde, el 28 de
junio, Mejía notifica a los encomenderos para que acudan a terminar la iglesia "deste
pueblo de Nuestra Señora de Regla", lo cual hace suponer que el
recinto religioso apenas había sido realizado como para permitir la eucaristía,
sin mayores comodidades.
El documento incluye una
certificación del Padre Juan Carrión, cura doctrinero que por aquellos años
estaba en la inmensa jurisdicción gritense.
Las labores oficiales de Mejía
culminaron el dos de julio, cuando presentó el informe al delegado real Fernando
Saavedra Valdez, quien ordenó, a petición del interesado, librar un pago por
sesenta pesos de ocho reales.
El pueblo de Nuestra Señora de
Regla "de los bailadores" (hoy Tovar) tiene sus documentos genésicos originales
en el Archivo Histórico Nacional de Colombia, en Bogotá, y existen copias en
el Archivo General de la Nación, en Caracas, en el Fondo o colección Ciudades
de Venezuela, No. 793. (Agencia PACCA)
Sacerdotes Nacimiento Ordenación
1.
Pablo
Maldonado Nieto |
02.12.1871 |
07.11.1897 |
2.
José Ramón
Gallegos Ochoa |
31.08.1883 |
19.12.1908 |
3.
Rafael E.
Monsalve Citraro |
18.06.1903 |
29.08.1926 |
4.
José
Humberto Contreras Omaña |
21.12.1903 |
05.02.1928 |
5.
José
Rafael Pulido Méndez |
24.10.1907 |
10.08.1930 * |
6.
Amenodoro
Garí Gutiérrez |
07.02.1903 |
31.08.1930 |
7.
Eugenio
Encarnación Vivas Barillas |
25.03.1908 |
15.08.1937 |
8.
Rubén
Darío Carrero |
28.05.1928 |
21.02.1952 |
9.
Gustavo
Adolfo Parada Altuve |
12.05.1928 |
27.04.1953 |
10.
Luis
Alfonso Márquez Molina |
17.12.1936 |
29.06.1962* |
11.
Bernardo
Hernández Escalante |
01.04.1940 |
08.09.1967 |
12.
José
Gregorio Méndez Sánchez |
20.07.1973 |
09.09.1998 |
13.
Angel
Doneiver Márquez |
03.12.1973 |
31.01.2000 |
14.
José La
Cruz Gómez Flores |
03.05.1976 |
22.09.2001 |
15.
Douglas
Carrero Varela |
06.01.1970 |
01.12.2002 |
16.
Jonathan
Zambrano Bustamante |
04.01.1978 |
15.11.2003 |
17.
Luis
Enrique Rodríguez Velazco |
31.01.1976 |
08.03.2008 |
18.
Cherby
Belandria Soto |
25.02.1977 |
12.12.2009 |
19.
Douglas
Ramírez Guillén |
20.09.1979 |
03.02.2010 |
·
Tercer Arzobispo
de Mérida. Anuario Pontificio ubica su nacimiento en Tovar.
·
Obispo Auxiliar de
Mérida
Presbítero Amenodoro Garí Gutiérrez
POESÍA TOVAREÑA
EL MOCOTÍES
Las ondas del tranquilo Mocotíes
van corriendo, corriendo sin cesar
entre alfombras de césped y follaje
y a la sombra benigna del palmar.
Las ninfas del tranquilo Mocotíes
van cantando, cantando sin cesar
los himnos del amor y de la vida
los himnos de la angustia y del pesar.
Los lirios que engalanan sus orillas
mucho aroma nos brindan sin cesar
siempre blancos y frescos por la brisa
que sus broches muy tiernos va a besar.
Mas sus ondas, sus ninfas y sus lirios
que forman un conjunto encantador
no pueden compararse a sus mujeres
sultanas de la gracia y el candor.
Pbro. José Ramón Gallegos
COPLAS A LA TOVAREÑA
Mujer de Tovar si ríes
luce pleno tu donaire
distribuyendo en el aire
la espuma del Mocotíes.
Mujer de Tovar si lloras
porque lo impone el pesar
son tus pupilas autoras
de muchas gotas de mar.
Mujer de Tovar cuando amas
cuando entregas tu cariño
a todo color proclamas
los paisajes de Mariño.
Y si alguna vez ensayas
un beso de enamorada
dejas la vida marcada
con un color de batallas.
Mujer de Tovar si cantas
se advierte que en la canción
a cada instante levantas
las notas del corazón.
Mujer de mi pueblo, extrema
misión de verso completo
descendencia de poema
maternidad de soneto.
Por ti vuelve la glorieta
de la tertulia en la plaza
y reaparece la casa
donde uno se hizo poeta.
Vuelve, en fin la época aquella
del muchacho soñador
que hizo con novia y estrella
su kindergarten de amor.
Erwin Burguera C.
A UNA INDIA DEL PÁRAMO DE MARIÑO
Desde el Páramo Mariño
desciende hacia la ciudad
una india de cacao
¡mira que bonita va!
Su cuerpo es la rama al viento
que se mueve en el palmar
y su perfume es la flor
que el campo sencillo da.
Lleva enjoyadas las manos
con rosas y malabar
que ofrecerán sus olores
a la Virgen de Tovar.
Mira la india morena
¡que elegancia en el andar!
es la princesa Tibaire
con donosa majestad.
Cruza la Plaza Bolívar
y me cruzo a su pasar
por robarle una mirada
que no la pueda olvidar.
India de los verdes Andes
¡que bella y graciosa vas!
yo quisiera ser un indio
para saberte cantar.
Miguel Burgos Manella
PALABRAS DEL QUE REGRESA A TOVAR
Aquí estoy pueblo querido
de nuevo bajo tu cielo
que es una Galera en vuelo
para retornar al nido.
A tus paisajes he vuelto
por un camino de espumas
mientras la brisa es la bruma
desde su díctamo esbelto.
De nuevo la brisa queda
de los alcores me abraza
como la pluma que pasa
por mi nostalgia de aeda.
"Loma de la Virgen bella"
tan bella como tus reinas
ya con tu aura me peinas
la soledad sin estrellas.
Una cantiga sentida
de su garganta me arranca
la blanca "Quebrada Blanca"
que canta mi bienvenida.
Una maceta de amores
semeja cada ventana
cuando la regia sultana
viste de fiesta sus flores.
¡Para ti Mocotíes!
es mi nativa emoción
y es para ti el corazón
que va latiendo de frío.
José Juan Vargas Contreras
BANDERA DE TOVAR
Diseño de carácter artístico que representa la
evolución histórica de la ciudad.
Está integrada por cuatro campos:
Amarillo
Franja horizontal en la parte superior.
Simboliza las diferentes religiones existentes en la región. Es el color del
deporte, en la cual Tovar ha logrado una alta significación.
Blanco
Franja irregular que se encuentra debajo de la franja amarilla. Detalla la
pureza de los tovareños a través de sus actividades en el campo de la
espiritualidad, la cultura, el arte, intelectuales, poetas y hacedores de
cultura.
Azul
Franja irregular, caracterizada por movimientos ondulados. Proyecta el
recorrido del río Mocotíes.
Rojo
Ubicado en la parte inferior. Distingue la sangre bravía
derramada por los patriotas tovareños por la causa republicana y las acciones
militares de la "Batalla de Tovar" dirigida por el General José María Méndez, en
la revolución liberal restauradora del Gral Cipriano Castro.
Posee cuatro estrellas en forma de arco en la parte superior izquierda, que
representa las cuatro parroquias geográficas que conforman el Municipio:
Parroquia El Llano, Parroquia Tovar, Parroquia El Amparo y Parroquia San
Francisco.
Debajo de los estrellas se ha colocado el Escudo de Tovar, como testimonio de la
continuidad histórica de la Sultana del Mocotíes.
Autor: Elis Omar Salas.
Jurado: Mario Rosales A, Prof. Juan Ramón Suárez, Prof. José Luis Guerrero, Dr
Adolfo Espinoza González, Sr. Carlos Briceño Vera.
Oficializada por Decreto de la Alcaldía de Tovar, de fecha 28 de Diciembre del
año 2001. No. 230.
HIMNO DE TOVAR
Letra: Alfonso
Ramírez Díaz
Música: Jesús Medina
Parra
Estreno: 19 de abril
de 1990
I
El
caudal inundador
dejó
en la tierra la semilla del amor.
Alegre Mocotíes
que
en las vegas y en las almas
canta
y ríe
El
padre Libertador
a su
paso una indiecita lo besó
en el
nombre de sus nietos
en
el nombre de su raza.
Júbilo y sangre
se
funden en bello crisol. Bis.
II
Tovar
será
porvenir de los jóvenes
y su
ciudad.
Tovareñas son
las
que dando de si emoción
aquí
amarán.
Tovar
será
el
alero florífero
de la
bondad.
Del
valle saldrá la niñez
para
retornar a los pies
del
santuario que es Tovar. Bis
ESCUDO HERÁLDICO DE
TOVAR
Autor:
Gaspar Belandria
Aprobado en concurso
organizado por el Concejo Municipal,
bajo la presidencia del Dr. Juan
Bottaro Camargo.
19 de abril de 1970
Integraron el jurado
los concejales miembros de la Comisión
de Cultura, el pintor Elbano Méndez
Osuna y el Vicario Foráneo Pbro. Juan
Eduardo Ramírez.
Descripción:
Está dividido en tres
cuarteles. Uno superior y dos
inferiores.
El cuartel superior
contiene dos cadenas montañosas,
extendidas de sur a norte que
representan los dos surcos de la
Cordillera de Tovar, al oeste está una
pequeña serranía que se conoce como La
Galera , monumento natural que
identifica la ciudad desde 1610.
En sentido norte sur
aparece el río Mocotíes, el primer
elemento identificatorio y el nombre que
recibieron los primeros pobladores.
En el centro aparece
el templo de Nuestra Señora de Regla,
la patrona y reina espiritual desde hace
casi cuatro siglos, cuando se fundó el
pueblo bajo esa denominación.
A un lado aparece una
casa con balcón, a semejanza de la sede
del Concejo Municipal del Cantón
Bailadores que se instaló el
diecinueve de abril de mil ochocientos
cincuenta.
En el fondo aparece,
detrás del templo, aparece una casita
que recuerda las primeras residencias
de la zona conocida como El Llano de
los Higuerones.
En el cuartel
inferior izquierdo aparecen armas de los
nativos y de los colonizadores, en
testimonio de la parcialidad Mocotíes y
de la presencia del hombre español,
conquistador y dominante.
En el cuartel
inferior derecho se muestra al sencillo
hombre del campo, heredero de los
Mocotíes, surcando el suelo para la
siembra de la alimentación de muchas
comunidades a donde llegan los
productos del campo tovareño.
Sobre el cuartel
superior hay una antorcha que
representa la pujanza de la juventud
deportiva y un libro abierto para
identificar los numerosos hombres y
mujeres de las letras tovareñas, que se
han distinguido en todo el país,
encerrados en ramas de laurel que
significan el triunfo y el honor.
En los laterales
aparecen ramas de caña de azúcar y
café, frutos de la tierra durante
siglos y que sirven para exaltar el
valor del trabajo constante y denodado
en la fértil tierra tovareña.
En la
parte inferior hay una cinta azul que
lleva la fecha 19 de abril de 1850, día
clave en la historia local, pues en esa
ocasión se instaló la Villa de Tovar,
en ejecución del decreto del Congreso
Nacional el 19 de febrero promulgado
por el Presidente José Tadeo Monagas el
21 del mismo mes y año.
Canción a Nuestra Señora de Regla
Letra de Nilson Guerra Zambrano
Salve Virgen de Regla
reina indígena y protectora
de una tierra generosa
de gente cristiana y trabajadora.
Dos continentes recorriste
para venir a nuestro lar
por tres siglos nos bendices
como San Agustín pudo imaginar
Protegiste nuestro indígena
antepasado y precursor
honrosa herencia histórica
del campesino agricultor.
Te canta siempre el Mocotíes
caudal de historia e ilusión
tus fieles te veneramos
implorando tu maternal bendición
Salve Virgen de Regla.
Caracas, 28 de julio de 1995
|